jueves, 18 de marzo de 2010

El derecho a la pereza.

Lo más chocante y revelador de este brevísimo (por razones obvias) ensayo de Paul Lafargue es la manera en que mueve a risa su título. El autor nos brindó la validación de su tesis en la respuesta emocional y fisiológica que despierta la simple lectura de su título. Brillante, ¿no les parece?

Sabemos que la civilización aleja al ser humano de sus instintos naturales hasta incluso el olvido. La pereza es un buen ejemplo de ello. Y la prueba fehaciente es que una persona que pasea "El derecho a la pereza" por su ciudad despierta la risa de sus congéneres. Pruébenlo. Llévenlo bajo el brazo a su lugar de trabajo. Verán qué cosa tan curiosa ocurre.

Acojonante.

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