Llega un día en tu vida en que no puedes volar más alto. Si continúas hacia arriba el oxígeno se acaba y las células de tu cuerpo comienzan a separarse las unas de las otras para expandirse por todo el universo.
Y no es que me haya hecho astronauta. Ni que el LSD esté azotando mis neuronas.
No.
Es que Bigote Arrocet me ha comprado un cupón.
Basta más palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario