jueves, 22 de julio de 2010

Afectos por lo tóxico

La OCU pide a Sanidad la retirada de las bayas de Goji por contener "sustancias tóxicas"

La organización pide tranquilidad a los consumidores del producto porque su ingesta no produce una "intoxicación aguda"

EFE - Madrid - 22/07/2010

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha pedido hoy al Ministerio de Sanidad que retire las bayas de Goji del mercado porque contienen sustancias tóxicas, tales como metales pesados y pesticidas, aunque pide que "no cunda el pánico" porque no causan "una intoxicación aguda".

La OCU ha analizado diez muestras de este producto de moda en distintos puntos de venta -tiendas de frutos secos, horchaterías, herbolarios y supermercados de Madrid y Barcelona- con el objetivo de conocer sus famosas propiedades para la salud. Todas las bayas estudiadas, concluye la organización, "incumplen los requisitos para su comercialización y, entre otras cosas, contienen gran cantidad de pesticidas, algunos ilegales en Europa, y metales pesados como el cadmio, cobre y plomo".

La plataforma pide que "no cunda el pánico" porque la ingesta de las bayas de Goji no causa "una intoxicación aguda", ya que sería necesario tomar 400 gramos diarios para que hicieran efecto inmediato, pero advierte de que su consumo puede tener consecuencias a largo plazo. En caso de intoxicación aguda, la OCU recuerda que el cadmio puede provocar problemas gastrointestinales, vómitos y diarrea. Una ingesta continuada, lo que sería más común, puede ocasionar daños al riñón o afectar a la producción de hormonas sexuales, ya que el cadmio está asociado con una baja natalidad así como con fracturas por pérdida de mineralización ósea.

La OCU se ha dirigido a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) solicitando que las bayas de Goji sean retiradas del mercado y que se ejerza un mayor control sobre este tipo de productos, pues los problemas detectados, comunes a todas las muestras, "no parecen ser un hecho aislado", sino más bien "generalizado".

Estas bayas rojas -originarias de la región del Tíbet- se comercializan con un etiquetado en el que se asegura que refuerzan el sistema inmunológico, protegen las células contra los radicales libres, ayudan contra la fatiga y el agotamiento y promueven la longevidad. También se afirma que favorecen la vista, regulan tanto el sueño como el apetito, cuidan los riñones y el hígado, aportan energía, ayudan a la pérdida de peso, tratan la presión arterial, solucionan los problemas de la menopausia y curan la impotencia.

La OCU ya había avisado de que no existen evidencias científicas que avalen tales efectos saludables de las bayas de Goji y, "mucho menos, pagar el precio tan alto que se pide por ellas", unos 24 euros el kilo, de media.

1 comentario:

  1. Ah, sí, esas pequeñas cosas rojas. Hasta en las casas de mis amigos las he visto. Aunque también he visto a un amigo con esa pulsera del equilibrio que cuesta 30 euros. Y sé de otro que consultó a los espíritus más rápidos de África por 20 euros. Lamentable.
    La Vitamina C hace tiempo que se demostró inocua tanto para la prevención como para la cura del resfriado, pero ¡la de cítricos que se han vendido! Las espinacas no son especialmente ricas en hierro, pero se creó a Popeye para impulsar su comercio y ahí sigue el mito. Aceite de ricino. Agua imantada. Almohada cervical. Parece que el ser humano nunca aprenderá a reconocer los ardides comerciales, por muy amorales y evidentes que estos sean. Parece humano, demasiado humano, destinar un tanto por ciento de nuestro poder adquisitivo a dejarnos timar "por si acaso". Y los cebos son siempre los mismos: salud, bienestar, ecología, demagogia humanitaria, religión...
    Las mujeres parecen ser las víctimas más fáciles para estas cosas. Tarot. Astrología. Quiromancia. Flores de Bach. El otro día una compañera me dice que tiene una sesión de "alineación de chakras" para dejar de fumar. ¿Por qué vas a ir a eso?, le pregunté. Porque ya me he gastado 400 euros en acupuntura y no he conseguido dejar de fumar, me contestó.
    ¿Crees que funcionaría la hipnosis colectiva para dejar de fumar?, me pregunta otra compañera la misma semana fantástica. La sesión cuesta 290 euros y el doctor sólo viene aquí dos veces al año. ¿Y no ves indicios de timo en todo eso?, inquirí. Hombre, por probar... me respondió.
    No hablo de gente analfabeta, sino de chicas con sus carreras y todo, lo cual demuestra dos cosas: que la universidad sólo ayuda a quien quiere dejarse ayudar y que la gente está más dispuesta a participar en actividades terapéuticas si éstas están basadas más en el misterio que en la ciencia, sobre todo si tal misterio promete atajos hacia la salud a través de lo exótico, lo paranormal o las dos cosas a la vez.

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