miércoles, 3 de noviembre de 2010

Empadronado en el limbo

Soy otra vez. Ese aire cálido que juega entre las oraciones febriles de la tarde.
Soy un cubo. Una cabeza, un signo cruzado. Algo que piensa sentimientos a bocados.
A mordiscos.
A golpe de cubilete y cuerpo.

No soy otra vez.
Alguien que lleva un corazón entre las manos como un gorrión de látido como una manzana salvaje
Algo que irrumpe en tu quebradiza melodía de salón enfermo.

Y toses. Toses que no son tuyas. Quejumbre torácica de los vikings y de la tundra lejana y los meandros espesos donde se entierra el oro de los saqueos y los labios al morir.
Algebraicos jardines árabes. Demonios juguetones, arpas francesas, cabras italianas.

Entregaré mis alas al tocar el perfil del paisaje y seré incongruente como una galleta mojada al final de la leche.


Existe mayor dicha?!!

No la concibo.


Ábrame su mente, pobre creyente, y déjeme transitar los disfrazados pasadizos del escondite.

Son toses y sudores fríos de pedazos de historia cuando deliro.

Ahora estoy enfermo y guardo reposo
Mañana gozaré la luz frutal de las esquelas.


Durante muchos años creí que la infinita historia de la literatura discurría por las venas de un hombre que gozaba de varias cabezas y fechas. Hoy sé que trato de zarpar hacia esas canastas de mimbre pero las mareas y las margaritas del ballet, ballet, ballet.
me permiten beber de ese deleite.

Un chorro de agua surge de la fuente sollozante.

Pronto regresaré, mamá.

Las calabazas ya entrechocan su sonido hueco por los albores del equinocio.

Jugar
Oh! Bendito campesino, que de tus manos brotan tubérculos y ajos y cebollas redondas.
Confabulación astronómica bajo la tierra fertil.

O

La noche tensa su dulce piel de cántaro.


Verdes y doradas tersuras de continente fracasado

Amada, estas asomada al balcón de mi vientre?!

Permíteme tocar las frutas de tu osada belleza. Soy tormento de cofradía, sandalia ecuánime, volatinero obtuso.
Segregame la hipotenusa de tu enagua que muero de sed cada vez que te miro.

Cerrado
Abierto
Pañuelo
volando
las grietas
de las lágrimas
de los ciegos de la plaza
de sangre
y erostismo

Las balas de plata bajo la nieve

Absenta

Ciclomotor

Mecánico giratorio del mundo

Repara mi juicio


Las ovejas surcan el cielo y el campanario puntiagudo se eleva como un trapecista sordomudo entre los aires.

Huele a campo. Mi lecho huele a campo. Musico callejero.

Cómo explicas semejante atropello. A campo y a hembra. Fiebre del fumador taciturno

Las posadas estan todas abiertas
Las tumbas permanecen vacías

Pero no puedo dormir...

Tocaré con mis dedos el puente de piedra. Me atreveré a humedecer mis tobillos en sus turbulentas aguas.

Oh monosabio !

Yo estoy loco. Porque gozo al esconderme tras los árboles. Porque dejo que el viento acaricie los frutos maduros.

Nada me importa tanto como el sonido de tus labios.

Ya que mi cabeza también caerá y se pudrirá entre canciones vanas,
una tarde de verano.

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