Soy un adicto. Un cartabón silencioso. Un peatón inconcluso.
Y observo la lluvia.
y palpo el cristal y el azul de la madrugada penetra mi piel como un fármaco poderoso.
Y mis pupilas se dilatan y mi corazón se convierte en un delicado anillo de humo.
Y me basta escuchar el latido de la tierra girar sobre su eje
para derramar mi existencia sobre la gran noche
miércoles, 24 de noviembre de 2010
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