jueves, 8 de abril de 2010

Nuestra Guerra

Ya estamos preparados

para la batalla de las flores y las palabras.


Nadie escribirá nunca sobre nuestra guerra.


Dejaremos en ella nuestra vida
y nadie nos dará medallas.


No habrá gloria para los vencedores.


La verdadera batalla será el lenguaje.


La verdadera guerra es el lenguaje.


La verdadera guerra estará en las ideas.


La verdadera guerra
está en la comunicación de las sustancias
gracias al lenguaje.


Lucharemos
contra un anuncio de desodorante
contra una noticia del telediario
contra el titular de un periódico
contra el discurso de los políticos.

El Dios
del que tanto se habló,
el único Dios que existe
es el lenguaje.
Nosotros somos el lenguaje.
El lenguaje es el verdadero sujeto de la vida.

El lenguaje
es un ser vivo.
El lenguaje
es el verdadero sujeto de la vida.

El lenguaje es el ser que existe
eternamente
y nosotros los recipientes necesarios
para mezclar una y otra vez su clepsidra infinita

Y el Dios, el lenguaje,

ha muerto

por culpa
de los pervertidores de la palabra,
de los mancilladores de la palabra,
de los destructores de la palabra,
de los asesinos de la palabra.

Ha muerto el lenguaje
por culpa de los
falseadores de la palabra.

Hay que reconstruir la palabra.
Hay que construir la palabra.
El pueblo necesita geometria!

Atención! Atención!
El mapa si es el territorio.

Atención! Atención!
El mapa si es el territotio.
El mapa es el territorio.

La verdadera batalla estará en las ideas.

Estamos preparados
para la batalla de las flores y de las palabras.

La guerra es terrible y desigual
porque el enemigo está por todas partes.
Por todo el mundo
se escucha la suciedad de su ruido
escupiendo sus términos: "dólares, mercado, frontera".

El lenguaje agoniza, se muere, se acaba.
Puede que, más pronto de lo que nos pensamos,
ya nadie utilice su capacidad de creatividad,
de lenguaje,
pues la policía de las ideas
y el maremoto de plástico,
el pus
se habrá comido
nuestro libre albedrío,
nuestra capacidad
de enfrentar nuestro instinto
contra cualquier cosa
que se interponga en nuestro camino.

Hay que luchar en la guerra.
No sé puede permanecer al margen.

Compañeros soldados, compañeros guerreros,
debemos entrar en la guerra o sucumbir.

Camaradas,
utilicemos nuestra libertad de lenguaje.


Sócrates Coltrane, 1917 "El pus"

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