sábado, 15 de mayo de 2010

Historias del dojo.



El maestro Tamura.

Se cuenta de Nobuyoshi Tamura, uno de los uchi-deshi (alumnos próximos) del fundador del arte marcial Aikido, que en una ocasión sufría unos terribles dolores de apendicitis. Los médicos le dijeron que debía operarse. Pero cuando le explicaron que para ello le rajarían el vientre, el maestro Tamura se negó.
Para un artista marcial japonés, en el vientre reside su energía vital. El cordón umbilical nos da la vida antes de nacer y, tras el alumbramiento, funciona como epicentro de nuestras energías corporales. Nuestro centro de gravedad está justo ahí, es el punto más pesado de nuestro cuerpo, y por eso es tan importante para un experto en movimientos marciales. Además, cuando aprendemos a manejar la respiración con el estómago somos capaces de una mayor concentración, tanto de fuerzas mentales como físicas, y desarrollar lo que los japoneses llaman kime (conclusión final de las diferentes fuerzas). Ante la insistencia de los médicos, Tamura contestó que él sólo se rajaba el vientre para hacerse seppuku, el suicidio ritual por desentrañamiento.
Tamura se sentó en un rincón de su casa a meditar. Durante días, sólo bebió agua. Después, pidió un poco de arroz hervido. Al poco le regresó el hambre y comió como un hombre sano. Más tarde los dolores remitieron totalmente.
La gente comentó que el maestro Tamura se había servido de alguna sabiduría secreta para curarse. Interrogado sobre este punto, el maestro respondió: "En absoluto. Me senté para dejarme morir."
Nacido en 1933, hoy en día el maestro Tamura sigue disfrutando de su vida.

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