domingo, 30 de mayo de 2010

X

Esta mañana me vengaré,
de mis ilusiones,
de mis creencias,
de mis vivencias,
pero no de mi mísmo.

Si me deshago de mis esperanzas
caminaré más ligero,
pues es pesado y tedioso
que un hombre arrastre el peso enorme
de sus esperanzas por toda la tierra.

Si me deshago de mis vivencias
descubriré que yo no soy
sólo las cosas que me han pasado,
ni soy la suma de cada uno de mis actos
ni el total de mis días vividos,
y descubriré el verdadero rostro
de la cosa que existe todo el tiempo.

Si me deshago de mis ilusiones
ya nunca confundiré
lo que me rodea con lo que necesito.
Necesito ver el camino
y sólo soy capaz
de contemplar mis esperanzas.

Pero esta mañana, por fin,
voy a comenzar a vengarme.
Lo primero: yo no tengo nombre.
Si me veis por la calle
no me llaméis
porque no me daré la vuelta.

Esta mañana, por fin,
me desharé de mis esperanzas.
Esta mañana, por fin,
ya no puedo mirar atrás
y contemplar el camino de desidia de mi vida,
porque yo ya no soy
la suma de cada uno de los días que viví.

Cuando consume mi venganza
(pactaré mi juramento con el viento)
cuando yo ya no me identifique
con mi vida,
entonces,
habré perdido para siempre el miedo a la muerte.

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