viernes, 6 de agosto de 2010

Resistir es vencer

Cuando llegue por fin el gran mediodía
manosearás cada átomo de la materia.

Los relojes han muerto.
Sin embargo, tienes que resistir,
porque
resistir
es vencer.

Aún tendrás que atravesar un millón de pasillos,
firmar un montón de papeles,
desenroscar tuercas, perseguir muelles,
y ladrar desesperado hacia la noche.

Pídele a la noche que te convierta en hombre-lobo.
Pídele a la noche que te convierta en cabra.
Pídele a la noche que te convierta en musgo.

Mira a la luna fijamente
tienes que resistir
mira la luna
y pídele a la luna que te convierta en musgo,
pídele a la luna que te convierta en cabra,
pídele a la luna que te convierta en hombre-lobo.

Todas las puertas que existen son puertas abiertas.
Todas las ventanas que existen son ventanas abiertas.

Pídele a la luna el gran mediodía de los relojes muertos.
La luna y la noche
obedecerán tus palabras.
Sólo te escucharán los árboles,
pero lo harán para siempre.
Resistir es vencer.

Lo sabes porque fuiste errabundo de los caminos.

Yo concluí tu sonrisa en verso.

Fui yo quien te convirtió en poema.
Mira mis manos:
con ellas pinté la aurora que se deshizo en tu rostro,
tu rostro pálido, tu rostro de nieve.

Corre! Escapa! Álzate gigantesco,
proclámate: manifiéstate:
seguro que ayer vinieron a tu casa
los hombres con pico de pájaro
y te dijeron
que es imposible
que pueda volar una piedra,
y les creíste.

Después de esto fuiste a un restaurante.
Te sirvieron como cena
el supuesto sentido de tu vida.

Llegará el gran mediodía:
así lo dicen todos los augurios.

Seguro que ayer vinieron a tu casa
los hombre con pico de pájaro
y te dijeron que vuelan las palomas.

Tú les creíste, y por eso, sienes de cuarzo,
mármol concluido,
por fin
las babas de un sucio dios esquizofrénico
que habita alguna dimensión incognoscible
pero un dios al fin y al cabo
que escupa sobre tus cenizas.

No creas en los hombres-pájaro
cuando les veas regresar de la taberna
con las alas desplegadas.

La paloma y la piedra son la misma cosa.

Por eso, tú ,siempre canto rodado,
marfil recóndito, llavero de prostituta,
parche de tuerto, tatuaje de presidiario
después de tantos y tantos años de cárcel.
Aún tendrás que dar cuenta
de tantas ala
de tanta luciérnaga esculpida sobre ti
cada amanecer que se deshizo
cada luna enhebrada
a la que le pediste ser musgo, ser pez,
ser hoguera, ser cabra, ser hombre lobo,
ser perro infinito de tus ojos preciosos.

Aún te acosan deudas que pagar,
ciudadano número N,
dos multas por ir en metro sin billete
y una por consumo en vía pública
de lechuga
catalogada como ilegal.

Tus sueños: perro-piscina, perro-pecera:
lechuga ilegal
tu camisa
lechuga ilegal
tu casa
lechuga ilegal
tu máquina de escribir
lechuga ilegal.

La lechuga y la camisa.
La casa y la máquina de escribir,
paloma y piedra: todo la misma cosa.
Pero no habrá, sin embargo
quien encadene una palabra.

Todas las puertas que existen son puertas abiertas.
Todas las ventanas que existen son ventanas abiertas.

Sabes que desde siempre
desde que para tí el mundo se hizo mundo
ningún elefante te contempla.

Has venido a buscar a Garcilaso a casa de Huidobro
pero no te preocupes
somos hermanos
siéntate, pasa.

¿No comprendes que cuando llegue el gran mediodía
tu lechuga ilegal, tu máquina de escribir, tu camisa,
y le pedirás a la luna y a la noche
convertirte en lobo
usurpador de ninguna puerta
ninguna ventana
donde está el límite de la imaginación humana?

Resistir es vencer.

La luz de la mañana es extraña
y trae una canción misteriosa
con unos acordes que nunca habías escuchado.

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