lunes, 6 de septiembre de 2010

El ladrón de botellas

Las calles blancas de la noche
quiebran la mansedumbre de los espejos deslizantes

La quietud de una manada de latidos muertos en el parque

Yo subo las escaleras sin luz
de un antiguo apartamento

Y con la llave verde de los pantanos
abro la puerta de tu casa

La puerta cede con un leve gemido de cera ardiente


Mientras me deslizo como un guante de esmeralda
a través del laberinto de tu mente dormida


para más tarde robar las botellas de alcohol de tu cálido y polvoriento mini.bar


Mi rabo duro
se mueve entre las plantas de tu balcón
y las empapeladas paredes de tu apartamento
Mi rabo de punta
Mi rabo imantado
cargado de vía láctea y susurros y colmillos

La madrugada es una antigua máscara
enterrada en el cielo oscuro
del tiempo

Yo escarbo con copas repletas de pálido oro
los tesoros olvidados de los hombres

Sólo bebo sangre

Al lado de tu mente sumergida

mientras el tejido fluorescente de la luna
construye un puente de agua
que me lleva a tu vientre líquido

Allí cuento los tesoros
Allí ardo envuelto en llamas
mientras lloro
de felicidad
por todas las bonitas cosas que se lleva el río

Dando círculos

Allí

al lado de tu cuerpo caliente
y todos los latidos de tu cuerpo desnudo

Hasta que vuelvo a calzar mis botas
y me protejo del viento con tristes harapos
y fastuosos disfraces de perro

Mi enorme cabeza de animal atávico
enguñe mi cabeza de mitad hombre

Mi enorme cabeza de barro
Con cuernos y pico
De ojos blancos
y candelabro rígido

Amor

Mi rabo es una escalera negra y callada
que desciende reptando hasta alcanzar de nuevo la calle

Y de nuevo la calle
muerta
vacía
bajo el acero y el cemento de los sueños grises del malecón

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