jueves, 10 de junio de 2010

EL FLAUTISTA DE HAMELIN


Estaba despierto en sueños porque escuchaba su corazón arder mientras caminaba por la vida. Con la flauta pegada a los labios, pronto encontró la escuela de las aves abierta. Con un trozo de madera agujereada se arrojó al abismo. Y no quisó más del mundo. Se vistió de plumas porque se hacia de día por los caminos cuando él pasaba. Su melodía cautivadora derribó las puertas de los psiquiátricos y propició los lances de las artes amatorias. Vagando por los recovecos y las arrugas de la tierra.
Los habitantes de aquel lejano pueblo un día le pidieron ayuda. "Las ratas se comen el presente. La peste alcanza los picos de los campanarios."
El accedió. Y humildemente pidió a cambio cumplir el trato acordado. Sonó su flauta y hordas largísimas de ratas lo siguieron. y aquel lugar quedó a salvo.
Pero al cabo de los años regresó. Pues deseaba ver cumplida su promesa. Pero le vendieron por un puñado de mentiras. Juró venganza y sonó su flauta. Aquella melodía contenía pasajes que encerraban la locura. Y los niños se ocultaron en sus hondas huellas. Y hordas largísimas de niños lo siguieron, y aquel lugar quedó condenado.

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