jueves, 10 de junio de 2010

LOS TRES MÚSICOS


La calle. La perra calle. El humo y la mugre. La rueda del viejo. La tienda de comestibles plásticos. Las farolas y la ginebra. La niebla y los tacones de aguja. La luz temblorosa de las esquinas. Los fantasmas y los bares abiertos hasta el alma. La chatarra y sus voces. Golosinas caducadas. Las persianas oxidadas por la fiebre. Las vias del ferrocarril ilusorio. Escombro y delirio. Delicia y tachuelas. El portón donde los perros follan y se lamen la úlcera. Los cementerios y las patatas calientes. Las cervezas destripadas de cualquier parte. El pan recién salido del horno hurdiendo un trayecto en el aire. Los niños jugando con una pelota mientras del cielo caen monedas de chocolate del cielo. La peluqueria metafísica de los calvos. La fruta podrida de las aceras. Los picos de las aves y los picos de los ángeles tóxicos. Los parques inhabitados. Los farolillos y los borrachos ajenos. Los ciegos y los berridos de la máquina. Los mendigos y las putas y las escuelas de las chimeneas dibujando en las paredes obscenas muecas de alambre. La calderilla y el sombrero de un timador. El semen reseco de los astros impregnando los bancos y los adoquines. Los carritos de las señoras y los dulces de los demonios. Trileros, parados, taxidermistas, glotones, extraviados, contorsionistas del aburrimiento. Iglesias y pordioseros apuntalando las columnas de la fe. Alcoholicos trabajadores de la mafia. Festivos y eróticos encuentros de la casualidad. Enamorados puntillosos. Espias y candelabros. Mierda y panteismo. Peniques. Mercadillos esparcidos por las alamedas. Confabulación de desastres y alucinados relatos de los aparcamientos. Árboles gigantescos. Grasa y navajas amputando amaneceres con la piel de los trofeos. Taxistas deformes, patios condenados y flores hambrientas de ti.

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