miércoles, 9 de junio de 2010

La casita de al lado


Con esta fotografía, de mi fugaz viaje a Clermont-Ferrand, estreno blog. Un saludo a los amigos del contubernio.

1 comentario:

  1. Permíteme no alabar artísticamente esta fotografía. Me gustaría mucho, pero mi ignorancia me lo impide. Puedo decir que me parece intensa e interesante, además de muy bonita.
    Dicen que hay fotos que roban el alma. Y eso es verdad a veces para el modelo, pero es siempre cierto en el caso del fotógrafo. Voy, por tanto, a desarrollar un poco esto.
    ¿Qué se oculta en el interior de esta casa? Tras el denso ramaje, tamizada por la sepia y enmarcada en espesa niebla. Sin puertas ni ventanas. A simple vista, es absolutamente impenetrable.
    Posee la belleza del enigma, sin duda, pero si acercamos la oreja... un poco más cerca... un poco más... háganlo, no sean adultos... se escucha en su interior un tímido aleteo.
    ¿Qué es? ¿Qué es? ¿Acaso un albatros que una vez en el suelo no pudo remontar el vuelo, el patito acomplejado de Hans Christian Andersen, un colibrí cuyas alas tan rápidas acabaron por convertirlo en un ser inmóvil, una gallina atrincherada y temerosa del lobo, un majestuoso búho leyendo sin fin frente a la chimenea, un cuervo poético celando su tesoro robado, un ave del paraíso que ha olvidado la danza del cortejo, un murciélago lactante dando de mamar a sus crías, un pingüino, un kiwi, un avestruz...?
    Bueno, revelar esto tal vez atentaría contra la intimidad del artista.
    Te doy la bienvenida al cielo azul que pretende ser este blog, y pido perdón por la psicología, que sé muy bien que si no está solicitada resulta siempre impertinente.

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