TRAJE DE NIEBLA
Caminar
preñarse los ojos de navaja, de turbulencia, de acracia.
Señorear por los postulados de la entrega plácida
inútil de los primeros albores
Señuelo de mejilla
beso incorruptible
atroz asfalto de húmeda escarcha
Petróleo de caricias
maquillaje ilegal
edredón intacto
de la madrugada
Volumen puro, inocente
del puente
y la lujuria
de las colillas y las faldas
Jugueteando entre las arterias de la trama
Ser soplo
falacia
ternura de barro conmovido
error
átomo
substancia
enigma tocado por sombrero
atravesando la niebla
y su morada
Y con los desgastados zapatos del siempre
con los brazos colgados de la propia estatua
deambular con la levita honesta de las balas
Depravado de livianas sospechas
víctima del neón
de los escaparates
de las esquinas
del agua
aletear inmerso por entre los huesos de la jaula
Acariciando los hielos de la copa
escuchando el pálido silencio
de las nubes, de los aires, de las prendas
de la nada
y sentarse en una terraza a morder la vida
con impaciencia de cuaderno
con urgencia de cartero
con asombro de fogata
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